Catedral Vieja de Santa María. |
Esta empresa de alquiler de auto-caravanas la recomendamos absolutamente. El trato dispensado por el señor Ramón y la señorita Davinia, totalmente familiar nos encantó.
Parking público de Plasencia. Al fondo nuestra auto-caravana. |
Después del papeleo pertinente, paramos en el centro comercial que se encuentra situado justo al lado para avituallar la que sería nuestra casa-móvil.
Un par de cosas nos salieron mal según lo que teníamos previsto. La Primera es que nos entretuvimos demasiado con la lista de la compra y no habíamos caído en que con el cambio horario de Canarias al peninsular se nos iba a caer la noche encima enseguida.
La Segunda, fueron las tremendas colas y atascos que pillamos a la salida de Madrid. El fin de semana había sido puente por la festividad de todos los santos y por lo que entendimos, algunas comunidades cercanas lo habían rodado para el lunes, así que para cuando logramos alcanzar la autopista ya casi estaba anocheciendo.
A Isabel, practicamente desde que nació y más cuando Marijose se reincorporó a su trabajo le tenemos una rutina horaria para el baño, la cena y acostarse a dormir, por lo que no podríamos avanzar mucho ese día, noche ya casi.
Para colmo empezó a llover. Pero a llover a cántaros. Así que no sabemos exactamente en cual, pero nos detuvimos, ya bastante pasada la hora de Isabel, con lo que la "perreta" que se pilló la pobrecita era de consideración, en un área de servicio y estacionamos entre dos enormes camiones tráilers.
Aún sin manejarnos del todo con la caravana, ya que no habíamos tenido tiempo de investigar ni de organizarnos en cosas como donde colocar a la niña para dormir, ni de cómo hacernos de comer, etc, pero como pudimos conseguimos que la niña por fin descansara de la paliza que le dimos de vuelos, caravana y demás. Cenamos unos sándwiches fríos para no molestarla mucho.
Esa noche, llovió muchísimo, y aprendimos que dentro de una auto-caravana, cuando llueve el ruido es bestial.
Al amanecer, ya con el clima algo mejor, después de prepararle y dar de desayunar a Isabel, salimos los tres a la cafetería del área en busca de desayuno para sus papis y reemprendimos la marcha. Llegaríamos a Plasencia a media mañana.
Entrada a la muralla. |
Desde lo Alto de las murrallas de Plasencia. |
Murallas de Plasencia. |
Acueducto romano de Plasencia. |
Hay un par de grandes catedrales que se pueden visitar, La Catedral vieja de Santa María y La Nueva, además de unas cuantas iglesias importantes, entre las que destaca lo que hoy en día es el centro de Parador de Turismo.
Entrada al Centro del Parador de Turismo. |
Algunas puertas interesantes como la del Sol o la de la Judería y otro atractivo interesantísimo es el Acueducto Romano. del que se conservan en buen estado 55 arcos que ocupan unos 300 metros de longitud.
Presidiendo la Plaza Mayor, como es frecuente, el ayuntamiento, en el que su Torre del Reloj tiene colgada la curiosa figura del abuelo Mayorga.
La Plaza Mayor concentra algunos restaurantes en los que descubriríamos que la gastronomía extremeña, de impresionante calidad-precio, iba a ser uno de los puntos fuertes de este viaje, por lo que tendríamos que hacer muy poco de comer en la caravana, mayormente las cenas y las comidas de Isabel, que consistía en calentar agua para prepararle sus biberones.
Al término de un gran día de paseo en Plasencia, en el que el clima nos respetó a pesar del frío, volvimos a nuestra caravana cuando empezaba a oscurecer, sobre las seis de la tarde, para jugar un rato con Isabel junto al río Jerte, dejar que gateara y se ensuciase hasta que se cansara hasta la hora de comenzar con sus preparativos del baño y la cena.
Después de acostarla comenzaríamos a preparar las cosas y en la cama intentamos investigar el próximo punto al que nos dirigiríamos por la mañana después del desayuno, pero caímos rendidos.
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