lunes, 29 de diciembre de 2014

Ávila.


Situada junto al curso del río Adaja, el segundo afluente más importante del Duero tras el Tórmes, se localiza Ávila, ciudad capital y municipio, de la provincia de mismo nombre, en la comunidad autónoma de Castilla y León.

Como curiosidad, cabe destacar que es la comunidad de la España peninsular, situada a mayor altitud sobre el nivel del mar, por lo que es habitual que en invierno su casco histórico aparezca nevado, y que en verano, predomine un calor sofocante.

El casco histórico de Ávila, que aún mantiene su trazado de origen romano de contorno rectangular, fue declarado como Patrimonio de la Humanidad hace una treintena de años. En él se encuentran importantes construcciones históricas de casi todas sus épocas, destacando la catedral de San Salvador o la basílica de San Vicente.

Pero la verdadera seña de identidad de la ciudad es la impresionante muralla medieval que se conserva completa rodeando totalmente el perímetro del casco antiguo.

De carácter militar defensiva, la muralla de Ávila, tiene un perímetro rectangular aproximado de unos 2500 metros. Sus muros de tres metros de grosor y doce de altura cuentan con unas 2500 almenas, 88 torreones y nueve puertas de acceso entre las que destacan las del Alcázar y la de San Vicente.

Se puede recorrer gran parte de la muralla a través de sus cuatro puntos de acceso, pero sus corredores no están muy preparados para visitantes que, como fue nuestro caso, porten carritos de bebés y no digamos ya para personas que utilicen sillas de ruedas.

La pequeña Plaza mayor de la ciudad es un buen punto para descansar y reponer fuerzas para continuar explorando la ciudad.

Alrededor de ella se agrupan varios de los restaurantes que ofrecen menús del día a buen precio, aunque tenemos que confesar que éstos, nos dejaron un poco de mal sabor de boca, ya que los tan afamados chuletones de Ávila que nos sirvieron, no se aproximaban a la calidad que esperábamos encontrar.
Hay que recordar que en viajes anteriores, en zonas cercanas a ésta, y en épocas en las que no había crisis, sí que los encontramos en cualquier lado en los que parábamos a comer. Así que queremos creer que tuvimos algo de mala fortuna y que sí se seguirán sirviendo, aunque lo más probable es que sea en las afueras del centro de la ciudad. 

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