Morella, al norte de la provincia de Castellón, forma parte de la red de los pueblos más bonitos de España y fue nuestro primer alto en el camino en la comunidad valenciana. Fue a nuestro parecer uno de los mejores lugares que conocimos en este viaje.
Isabel llegó a Morella con un repunte en el malestar que arrastraba desde hace unos días importante. La fiebre le subió muchísimo, por lo que el primer día en Morella lo dedicamos simplemente a alojarnos en el hotel Rey don Jaime, que lo recomendamos sin miedo a equivocarnos, y a poco más. Estuvimos lidiando con ella en la habitación para que se tomara su medicación con algo sentimiento de culpabilidad por haber pensado que ya estaba en condiciones de soportar la excursión que le habíamos dado hoy.
Puerta de San Miquel. |
A la noche, cuando conseguimos que Isabel cenara algo y después de que se durmiera junto a su madre, también rendida por el fuerte malestar de la niña, yo salí a pasear un rato por las callejuelas de Morella con intención de dirigir mis pasos fuera de las murallas e intentar tomar alguna fotografía nocturna del castillo, que por lo que percibimos los días que allí estuvimos, lo tenían iluminado hasta aproximadamente la medianoche.
A medio día la lluvia dio una pequeña tregua mientras que la fiebre de Isabel remitió, por lo que bien abrigados ya pudimos salir a pasear por la calle principal de la ciudad, y claro, lo primero que tuvimos que hacer fue localizar un parque, indispensable cuando se viaja con niños para que estos se entretengan, disfruten y se desfoguen.
Siguiendo la calle principal, que comienza donde esta situado el hotel donde nos alojamos, que va cambiando de nombre hasta el de Blasco de Alagón, hay una pequeña placita con un parque que a Isabel le gustó bastante, con la ventaja para nosotros de que además cuenta con una cafetería, donde pudimos picotear algo mientras ella jugueteaba.
Calle Blasco de Alagón |
La diversión duró justo hasta que comenzó de nuevo a llover, por lo que nos dirigimos rápidamente al hotel por miedo a que Isabel cogiera frío y se pusiera malita de nuevo.
A última hora de la tarde, que la pasamos en la cafetería, remitió por completo la lluvia y asomó el sol, quedando una tarde preciosa iluminada con los últimos rayos de sol y con un cielo azul repleto de nubes. Lo aprovechamos rápidamente y salimos a caminar por el paseo circular que hay trazado alrededor de las murallas de la ciudad.
Era más que evidente que Isabel ya comenzaba a dejar atrás los síntomas que había arrastrado hasta ahora, lo que fue un gran alivio para nosotros y por fin, pudimos disfrutar una buena tarde para pasear en familia.
Cuando anocheció, antes de volver al hotel, ya pudimos buscar un restaurante para degustar algún plato típico en familia, y a pesar de que la oferta no era muy variada dadas las fechas y el estar entre semana tampoco ayudaba, encontramos uno en plena calle principal. Quesos de Morella, ternasco de cordero, cerdo, conejo o perdiz son algunas de las especialidades del lugar.
Iglesia de Santa María la Mayor. |
El día siguiente, ya con Isabel mostrando mucha mejoría y con un clima diametralmente opuesto al de ayer, en el que adivinamos una incipiente ola de calor para los próximos días, lo empleamos en recorrer los puntos marcados como de interés para el visitante.
El patrimonio artístico que atesora el recinto amurallado que es la ciudad de Morella es importantísimo.
Solamente las murallas reconstruidas sobre la base de las árabes, tienen unos dos kilómetros y medio de perímetro, tienen una altura media de unos once metros con dos de espesor y cuentan con catorce torres defensivas.
Para atravesarlas, hay que hacerlo a través de unas puertas medievales, entre las que destacan las de San Miquel, San Mateu y la dels Estudis.
La adoquinada calle principal, que va cambiando de nombre desde su comienzo en la puerta de San Miquel hasta su final en Blasco de Alagón, está flanqueada por unos preciosos porches medievales, y debajo de los mismos se concentran tiendas de todo tipo, restaurantes y cafeterías.
Descendiendo o ascendiendo a las calles paralelas a la principal a través de las que la interseccionan, se van localizando alguno de los edificios de interés, como el del ayuntamiento, el Palacio del Cardenal Ram y un larguísimo etc.
En las calles más altas, de la ciudad, se encuentran alguno de los edificios religiosos más importantes, como la Iglesia de Santa María la Mayor, el museo Arciprestal, o el convento de San francesc.
La gótica iglesia de Santa María es la considerada como joya de la corona en Morella y por tanto de obligada visita a los amantes del arte.
Para llegar hasta el Castillo hay que acceder a través del museo Arciprestal y aunque es una buena subida, proporciona una buena vista de los alrededores.
Acueducto de Santa Lucía. |
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