domingo, 3 de abril de 2016

Ronda en auto-caravana.


Desde Setenil de las Bodegas, descendimos desde la Sierra de Grazalema hasta la Depresión de Ronda, archiconocida por su historia mezclada con cuentos y leyendas acerca de famosos bandoleros y forajidos, sobresaliendo de entre todos la figura de Curro Jiménez, y donde la turística y conocida ciudad de Ronda nos aguardaba a menos de una hora de camino en nuestra auto-caravana.
Vistas a la Sierra de Ronda desde uno de los miradores de la ciudad.

Conseguimos aparcamiento para nuestra auto-caravana en un estacionamiento público que se encuentra a menos de un kilómetro del centro, entre unos edificios que dan a la carretera paralela que asoma al bonito valle, con unas vistas preciosas. Y aunque nos encontrábamos estacionados entre otros coches, no nos sentimos nada incómodos allí.




















Al terminar de ubicarnos ya ampliamente pasado el mediodía, el clima como uso y costumbre en este viaje pareció querernos jugar una mala pasada, y empezó a caer una fina lluvia.

Con la lección aprendida, nos pusimos los chubasqueros, Marijose tomó su paraguas y a Isabel, después de abrigarla bien, la metimos en su carrito que cubrimos con su plástico impermeable, saliendo así de nuestra casa móvil a pasear en dirección al centro. No nos equivocamos, pues al llegar cesó la lluvia y nos quedó una tarde preciosa para pasear entre calles limpias, mojadas y solitarias, tan agradable, que nuestra pequeña tan bien abrigadita, aprovechó para darse una larga siesta mientras sus padres disfrutaron su paseo parando para tomar algún café y fotografías a antojo del lugar.

Asentada en lo alto de una meseta y por acción del río Guadelevín, cortada de una manera espectacular por El Tajo se encuentra Ronda, que por muy poco podría encuadrarse dentro de la ruta de los Pueblos Blancos, pero ya en tierras malagueñas.

Ronda es una de las ciudades más antiguas de España, data del siglo IX a.c. aunque su época de mayor esplendor fue durante el periodo árabe, en el que se convirtió en enclave estratégico para las rutas comerciales y en un centro cultural, donde se construyeron múltiples mezquitas y palacios, de ahí que los bandidos le echaran el ojo.

A finales del siglo XIX famosos viajeros y escritores del periodo romántico, como Ernest Hemingway u Orson Wells entre otros, llegaron atraídos hasta aquí por la riqueza de sus inspiradoras leyendas y de sus bucólicos paisajes, y desde entonces no ha dejado de atraer turistas de todas las nacionalidades.

El monumento más característico y por el que se conoce a Ronda, es el impresionate Puente Nuevo, que salva la fisura vertical de más de 100 metros de profundidad, uniendo el casco antiguo, que se encuentra rodeado por grandes murallas a un lado, con la ciudad nueva que se sitúa al otro lado del puente. Las dos partes de la ciudad tienen mucho encanto y son muy agradables para pasear. Las callejuelas de las dos partes están repletas de tiendas y bares-restaurantes de tapas.

Además del Puente Nuevo, Ronda cuenta con varios miradores muy bonitos y con numerosos puntos de interés, entre otros el Palacio del Rey Moro, La Iglesia de Santa María la Mayor, unos baños árabes, el barrio de El Mercadillo y algunos museos, entre ellos el del Bandolero.

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