viernes, 15 de abril de 2016

Granada y la Alhambra en auto-caravana.

 

Desde la encantadora Ronda tomamos rumbo con nuestra auto-caravana hacia la siguiente ciudad andaluza que teníamos en mente, Granada, donde nuestro principal interés estaba conocer la más que archiconocida mundialmente Alhambra.
Vistas de la Alhambra desde el mirador de San Nicolás.

Unas dos horas y media después llegamos a Granada y nos pusimos a dar unas cuantas vueltas para investigar donde podríamos estacionar nuestra voluminosa auto-caravana intentando quedar lo más cerca posible del centro. Previa parada a las afueras para dar de comer a Isabel, reemprendimos pacientemente la búsqueda y encontramos casi sin querer un amplio estacionamiento entre otros coches justo a la entrada de la ciudad, a poco más de un kilómetro del centro, en lo que se conoce como carretera de la Sierra.
Vistas del barrio de Albaicín desde los exteriores de la Alhambra.

Fue un estacionamiento curioso, pues a pesar de estar situados en plena avenida, no estuvo nada mal para hacer vida en la auto-caravana. Primero porque habíamos llegado en sábado, con lo que la actividad del tráfico disminuye bastante, y segundo, por pura casualidad también, porque paralelamente a nosotros no había casa alguna, estábamos aparcados junto a un gran muro que tapiaba un gran edificio abandonado. Así que dentro de lo que cabía esperar, tuvimos hasta nuestro poco de intimidad así ubicados para pasar las noches. Además por las mañanas teníamos hasta bares donde desayunar, boutiques de pan y creo recordar que un hasta un restaurante asador y un kebab. Decidimos pues, que ese sería nuestro campo base para comenzar las siguientes jornadas de exploración a Granada y que no moveríamos la auto-caravana de allí.





















Callejones de la Alcaicería, Mercado de artesanía.

A medio día de aquel sábado, comenzamos nuestra exploración a pié por la ciudad de Granada.
Después del paseito que emprenderíamos esos días desde la auto-caravana, de unos veinte minutos de duración caminando de forma paralela al río Geníl, llegamos al centro de la ciudad, donde nos encontramos un entorno muy animado.
Vistas de La Alhambra desde el río Darro.

El centro de Granada, cuyo máximo exponente se encuentra situado a las faldas de la Alhambra, que deja entrever sus almenas en lo alto y por donde discurre un pequeño brazo del río el Darro, se encuentra repleto de bares y restaurantes de tapas típicas andaluzas. Es un lugar muy animado, donde se dan cita tanto los paisanos que acuden al lugar para disfrutar de sus ratos de ocio como los turistas y visitantes que hasta aquí acuden para sorprenderse con esa animada ciudad.
Subiendo las calles del barrio de Albaicín.

Esa tarde las miras las pusimos en el barrio de Albaicín. Partiendo desde la Plaza de Santa Ana caminamos por las callejuelas en cuesta de este bonito barrio en el que fuimos buscando y encontrando los diferentes puntos de interés que alberga, hasta llegar al famoso Mirador de San Nicolás con las últimas luces del día, para contemplar la fantástica imagen de La Alhambra que desde allí se vislumbran.
Mirador de San Nicolás.

Desde luego, para nosotros, este mirador de San Nicolás, tiene la fama bien merecida, por lo que es menester llegar a una hora razonable pues la cantidad de turistas y visitantes nacionales que acuden lo desborda. Hay que tener mucho ojo con los carteristas, ya que también acuden en masa atraídos por el barullo.
Vistas de La Alhambra desde el mirador de San Nicolás.

Esa misma tarde-noche, nos enteramos de que el día siguiente, domingo, la entrada a La Alhambra estaba reservada sólo para los residentes de la provincia de Granada, lo que nos dio la idea de visitar bien el centro de la ciudad al día siguiente y dejar La Alhambra para el lunes, con lo que la afluencia de visitantes sería supuestamente menor.

Ya al día siguiente, bien descansados después de una noche tranquila en nuestra auto-caravana, comenzamos recorrer la ciudad dando nuestro matutino paseo hasta alcanzar el centro. Lo primero que hicimos ese día fue averiguar cuál era la línea de autobús público para alcanzar La Alhambra a primera hora, para llegar lo antes posible y comprar las entradas, ya que alguien nos había dicho que si no habíamos comprado las entradas con antelación no conseguiríamos entrar.


Pensamos que tal vez fuese así en temporada alta, pero que a mediados de noviembre nos parecía una exageración. Al día siguiente comprobaríamos que habíamos pensado bien. Había entradas de sobra y muchos turistas de diversas nacionalidades pensaron lo mismo porque estuvieron haciendo cola con nosotros, a temprana hora, eso sí, y todos consiguieron comprarlas.
Catedral de Granada.

Después de desayunar en alguna cafetería cercana a la Plaza de Isabel la Católica pusimos rumbo hacia en primer lugar al Palacio de la Madraza. El visitarlo nos sumergió en la nostalgia de aquel viaje a nuestro aire que habíamos realizado por Marruecos en 2.012 del que podrán encontrar todos los detalles en el enlace que hemos puesto en este mismo blog.
Fachada del Palacio de la Madraza.

Al lado del Palacio de la Madraza se encuentra la Alcaicería, o lo que es lo mismo, el mercado de artesanía de Granada, un barrio de arquitectura meramente musulmana, de estrechas callejuelas, que hoy en día está dedicado a tiendas de recuerdos y souvenirs, por lo que continuamos inmersos durante un poco más de tiempo en aquella bonita experiencia que nos trajimos de los zocos de Marrakech o quizás de los bazares de Estambul.
Bóvedas de la Catedral de Granada.

Muy cerca de allí, se encuentra la enorme y espléndida Catedral de Granada, un encargo de la reina Isabel la Católica, que no comenzó hasta después de su muerte por lo que contiene una mezcla de estilos arquitectónicos, barroca por fuera, renacentista por dentro y con bóvedas góticas.
Entrada a la Capilla Real.

En los aledaños traseros, contigua a la Catedral de Granada, se haya la Capilla Real, un mausoleo donde descansan los restos de los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, además de su hija Juana la Loca y su marido Felipe el Hermoso. Las colas que hay que hacer para acceder al interior son respetables.
Puente de piedra sobre el Darro.

Después de una mañana un tanto ajetreada para Isabel, nos lo tomamos con un poco de más calma y fuimos parando de terraza en terraza para que nuestro bebé descansara e hiciera su siesta en su carrito. Cuando se hubo recuperado, nos dimos un buen paseo subiendo a pié hasta los muros exteriores de La Alhambra por la cuesta de Gomérez que atraviesa una bonita zona boscosa que alcanza la Puerta de Justicia.
Isabel se lo pasó bomba gateando en los exteriores de La Alhambra.

La parte exterior de los muros de La Alhambra es también un lugar agradable donde se congrega mucha gente para disfrutar de su tiempo libre y ofrece unas bonitas vistas de la ciudad. Es notablemente curiosa la estampa del barrio de Albaicín y como al atardecer se pueden contemplar sus miradores rebosantes de gente mirando hacia donde estamos nosotros ahora.

La Alambra de Granada.

Para el último día de nuestra estancia, dejamos el plato fuerte de nuestra visita a Granada, el que es el monumento más visitado de toda España.
Vista desde los jardines del Generalife.

Ese día hicimos madrugar con mucha pena a Isabel, y después de su desayuno emprendimos la caminata hasta la Plaza de Isabel la Católica para allí tomar el autobús público que nos condujo hasta la puerta misma de La Alhambra.
En las taquillas de La Alhambra.

Las primeras risas de ese día las tuvimos con Isabel que se pasó el trayecto jugando con los otros pasajeros del autobús a los que se les "caía la baba" con las carantoñas de nuestra niña. Le regalaron piropos de todo tipo que ella agradecía con sus tiernas risitas de bebé.

Sobre las 8:15h. a la entrada de las taquillas llegaron con nosotros otros viajeros, no tantos como esperábamos, que tampoco tenían tickets y desde que abrieron quince minutos más tarde, rápidamente todos los allí presentes conseguimos acceso al recinto. Incluso pudimos elegir hora para entrar a Los Palacios Nazaríes, en el interior, al que hay que acceder por turnos de 30 min. aunque una vez dentro puedas permanecer todo el tiempo que quieras.

De la Alhambra de Granada, que significa algo así como El Castillo Rojo, poco vamos a decir que no hayas podido leer ya, mejor te vienes a verlo, pues es una de esas cosas en el mundo que hay que ver por lo menos una vez en la vida.

El lugar en sí, y lo que alberga en su interior es simplemente espectacular. Lo que sentimos como viajeros aquí es que podríamos estar hablando del homónimo español de La Gran Muralla en China, del Machu Picchu en Perú, Bahía de Halong en Vietnam, o de los Templos de Angkor en Camboya, por citar algunos ejemplos. Lo que queremos decir ni más ni menos, es que bajo nuestro punto de vista, situamos a La Alhambra al nivel de estos lugares del mundo, que es uno de los monumentos que hay que visitar visitar sí o sí si viajas por España.

Pero también tenemos nuestras críticas, claro. Una de ellas es lo bastante creído que lo tenemos los españoles con este lugar. A pesar de ser uno de los monumentos que consideramos imprescindibles, tampoco lo consideramos ni por asomo mejor. Además, hay medidas que se toman que creemos sumamente exageradas si las comparamos con las de otros lugares similares, llegando a ser el trato incluso denigrante por parte de alguno de los empleados que son bastante bordes con todos los turistas en general. Sabemos porque hemos visto en todas partes, la clase de "cabritos" que hay entre algunos turistas, pero no todo el mundo es igual. El hecho de algún vigilante se dedique a vociferar despectivamente la atención a la gente por normas incomprensibles como las que hay en algunos puntos en los que, por ejemplo, tienes que quitarte la mochila de la espalda, o que no dejen que la gente que viene a visitar el lugar con niños usen su carritos, por nombrar algunas, nos parecen medidas más que replanteables, inclusive el que se le diese modales a alguno de esos vigilantes excesivos, que al final de cuentas lo que hacen es que los turistas hablen bien del lugar, pero mal de los lugareños.

Vistas de Granada desde lo alto de las almenas de La Alhambra.

A parte de este pequeño toque de atención, repetir que si ya las murallas exteriores son todo un espectáculo, en el interior de La Alhambra, cosas tan bonitas como la estructura islámica que conforman Los Palacios Nazaríes, considerada como la más armoniosa de Europa, la Alcazaba, el conjunto de edificios cristianos, el Palacio de Carlos V , los jardines del Generalife y un largo etc, harán que esta visita sea de las mejores que se pueden hacer. ¡Y la tenemos en España!
No dejes de ver nuestra galería fotográfica de Granada y la Alhambra aquí abajo:

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