martes, 22 de marzo de 2016

Cádiz en auto-caravana


Después de dejar el puerto deportivo de Gélves, dejamos atrás Sevilla y nos encaminamos en nuestra auto-caravana hacia la siguiente ciudad que visitaríamos en Andalucía, Cádiz.

Llegamos de noche y nos encontramos con que no hay sitios habilitados para que pernocten las auto-caravanas cerca del centro. Es más, en todas las playas cercanas, hay carteles indicadores de que se prohibe el estacionamiento a la auto-caravanas, aunque suponemos que debido a la época del año en la que nos encontrábamos, en pleno mes de noviembre, la policía no estaba muy seria con este asunto, porque sí que había unas cuantas estacionadas.

Aunque Isabel ya demandaba la cena y estaba un poco impertinente, decidimos dar una vuelta cercana al centro para inspeccionar la zona y lo que vimos fue que había algunas auto-caravanas y furgonetas de surferos, bien estacionadas entre los coches, y por casualidad, encontramos en la avenida marítima Fernández Ladreda un estacionamiento en primera línea de playa lo suficientemente grande y amplio como para estacionar nuestro vehículo. Parecía que estaba allí puesto para nosotros, pues el apelotonamiento de coches estacionados de manera muy ajustada, en un lugar tan pequeño es bastante llamativo, así que no lo pensamos mucho.

Lo bueno, el lugar tan cercano y directo para alcanzar el centro a pie, con una buena vista a la playa y junto al paseo marítimo, por si quisiéramos dar un paseo a Isabel para que descansara de tanta auto-caravana. Lo malo, es que estábamos en plena avenida principal, por lo que conciliar el sueño con el ajetreo de los coches fue algo extraño, y cuando pasaba cerca alguna guagua o camión, nos sacudía un poco. Además, la climatología se complicó un poco, metiéndose bastante viento y un poco de lluvia, por lo que recordamos una noche a bordo de la auto-caravana un tanto incómoda.

No amaneció un día radiante precisamente. Dejó de llover sobre las nueve de la mañana aunque permaneció toda la jornada chispeante, pero abrigamos bien a nuestro bebé y salimos paseando para alcanzar el centro de Cádiz, esperando tener suerte y que no se nos estropease la visita. La tuvimos.

Para una visita superficial como la que hicimos, Cádiz es fácil de recorrer a pié. Ir descubriendo los principales puntos de interés de los barrios que lo componen con una guía a mano es muy sencillo, más ahora que han marcado con unas líneas de colores rojo y azul en el suelo, dos rutas establecidas para no perderse nada. Basta con seguirlas, aunque no fuese lo que hiciésemos nosotros.

En pleno centro de la ciudad, destacan la sobria Catedral con su cúpula amarilla y la plaza de Topete, conocida popularmente como la "plaza de las flores", situada junto al mercado central. La plaza es uno de los lugares más concurridos, agradables y alegres que posee la ciudad, y fue el sitio perfecto para descansar un poco, tomar un segundo desayuno a base de chocolate con churros, no típicos por el cálido clima que normalmente reina en este lugar, pero con el fresco que hacía ese día, nos vino de maravilla.
Plaza del Topete.

Hay otros muchos lugares de interés en este pequeño laberinto de callejuelas y barriadas que ir descubriendo casi sin querer mientras paseas, como el Teatro romano, la casa del Obispo, Las Torres de Poniente y Tavira, y un largo etc.

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