Desde
Villafamés pusimos rumbo hasta la capital de la
Comunidad Valenciana, lo que nos llevó algo más de una hora de carretera.
Valencia, es la tercera ciudad y el área metropolitana más poblada e importante de
España, sólo por detrás de
Madrid y
Barcelona.
Los primeros días nos alojamos en el
hotel Ilunion4, del que no podemos hablar sino cosas buenas, pues algo raro nos pasó con la aplicación de móvil desde donde lo encontramos y reservamos, que nos trastocó las fechas y cuando llegamos al mismo, nos dimos cuenta que nos había puesto que tendríamos que haber llegado un día antes. Después de hablarlo con la recepción y de ponernos en contacto con el centro de atención de clientes de la app, no tuvieron el más mínimo reparo en hacernos un reintegro por la noche en la que no estuvimos. La habitación era muy buena y espaciosa para los tres, y tiene una piscina, de la que hicimos uso por las tardes para refrescarnos de la ola de calor que nos tocó soportar aquellos días de junio.
Además de eso, este hotel, está situado en una zona que si bien no es céntrica, está muy muy bien conectada por el servicio público de transporte de guaguas de la EMT con el centro de Valencia, y hasta hay una parada de metro. Nosotros preferimos la guagua que nos dejaba mejor.
Además, en la zona, hay varios supermercados donde conseguimos todo lo necesario para
Isabel, farmacias, que esta vez tuvimos que visitar para mí, afectado por una fuerte conjuntivitis vírica que empeoraría los días posteriores y que pondría en duda el viaje posterior que iba a realizar a
Borneo, cafeterías, tiendas y hasta el necesario parque infantil al que tuvimos que acudir varias veces.
Después del desayuno que tomamos en una de las cafeterías de las cercanías al hotel, tomamos la línea 062 de guagua de la EMT que nos dejó en unos 25 minutos en la
Plaza del Ayuntamiento, la más céntrica e importante de la ciudad, en donde hay varios edificios de importancia arquitectónica, sobre los que destaca, la
Casa Consistorial de Valencia.
Desde allí, previa parada en una cafetería donde nos refrescamos e Isabel se hizo una primera y temprana siesta debido al calor reinante, comenzamos a callejear por los distintos lugares de interés del casco de
Valencia, que son muchos.
A cinco minutos a pié de la Plaza del Ayuntamiento se encuentra el Mercado Central, un edificio de estilo modernista, situado entre la plaza del Mercado, junto a la Lonja de la Seda y la plaza de la ciudad de Brujas, que agrupa a unos 400 pequeños comerciantes y ocupa a unas 1500 personas.
El
Mercado Central de Valencia es la mayor superficie de
Europa dedicada a la venta de productos frescos de todo tipo, pescados, mariscos, fruta, carnes y embutidos, verdura, etc...
En la calle trasera del mercado se encuentra la Iglesia de los Santos Juanes y en el lado opuesto las calles peatonales y semi-peatonales, donde se agrupan numerosas tiendas y restaurantes preparados para visitantes y turistas.
Tras un entretenido callejeo y con alguna anécdota como la subrealista atención que nos prestaron en un restaurante en el no había ni un comensal más y que después de no nos atendiesen durante más de veinte minutos decidimos levantarnos e irnos ante la pregunta estúpida de la que suponemos dueña del mismo de porqué nos íbamos (¿porque no me atiendes puede ser?), llegamos no sin antes haber conseguido un bonito restaurante donde los tres comimos bien, a la
Plaza de la Virgen.
Alrededor de la
Plaza de la Virgen se sitúan tres de los edificios emblemáticos de
Valencia, la
Catedral de Santa María,
La Basílica de la Virgen de los Desamparados y el
Palacio de la Generalidad.
Esta plaza peatonal, a los lados contiene un buen número de heladerías y cafeterías, en las que nos refugiamos del intenso calor de ese día y dejamos que
Isabel jugase y corriera un poquito.
Partiendo desde la Plaza del Ayuntamiento, en dirección opuesta se encuentra la
Plaza de Toros de Valencia y la ferroviaria y monumental
Estación del Norte, considerada de Bien de Interés Cultural, que fueron algunas de las tantas otras cosas que visitamos en
Valencia y que por motivos de espacio no ponemos aquí.
La Ciudad de las Artes y de las Ciencias de Valencia.
Situada al final del cauce viejo del
Turia,
convertido en el
Jardín del Turia después de la gran riada de 1957, la
Ciudad de las Artes y de las Ciencias de Valencia es un complejo arquitectónico, cultural y de entretenimiento inaugurado en 1998.
Dejando de lado el polémico componente político y de supuestas corruptelas expuestas a opiniones de toda índole que persiguen a este complejo, estas enormes construcciones son uno de los mayores reclamos turísticos de
Valencia.
L´Hemisféric, cuenta aproximadamente 13.000m2 y dicen que tiene la forma de ojo. Es una sala de proyecciones de cine IMAX.
El Museo de las Ciencias Príncipe Felipe, dicen que con la forma de un esqueleto de dinosaurio, ocupa una superficie de 40.000 distribuidos en tres pisos.
El Oceanográfico, es el acuario mas grande de
Europa con 110.000 m2 y 42 millones de litros de agua. Tiene una cubierta en forma de nenúfar.
El Palacio de las Artes Reina Sofía cuenta con cuatro grandes salas dedicadas a la música y a las artes escénicas.
El Puente de I´Assut de I´Or, comunica la ronda sur con la calle Menorca. Su pilono tiene 125 metros de Altura con lo que es el punto más alto de la ciudad de Valencia.
L´Umbracle, es un paseo con plantas autóctonas de la
Comunidad Valenciana que está cubierto por unos arcos flotantes que proporciona una vista panorámica a todo el complejo de
la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Contiene una colección de esculturas de autores contemporáneos.
El Ágora es una plaza cubierta donde se celebran conciertos y eventos de diverso tipo.
Además, hay otros edificios proyectados pero que aún no se han construido, como una Torre de comunicaciones y tres rascacielos que se han paralizado por los desmedidos y faraónicos presupuestos que necesitaban para llevarse a cabo.
La Albufera de Valencia.
Valencia cuenta con su propio Parque natural en las afueras, tan solo a 10 Km de distancia, conocido con el nombre de la Albufera de Valencia, que le viene de su antiguo nombre árabe que significa, pequeño mar.
Nosotros, para disfrutarla bien, decidimos salirnos de la zona metropolitana de la ciudad y trasladarnos hasta un hotel de la cadena Tryp muy cercano a la Albufera.
La Albufera cuenta con más de 21.000 hectáreas y comprende todo la laguna salada separada por una lengua de arena, propia de lo que es una Albufera, los humedales circundantes y toda la línea de costa.
Su valor ecológico es muy grande, ya que aquí hay especies de gran valor, compuesta tanto por fauna estacionaria y migratoria, como vegetales propios del lugar.
Como todos los humedales, la
Albufera de Valencia es un ecosistema muy frágil y vulnerable, debido a la alta sensibilidad a distintos problemas como la contaminación de sus aguas, la urbanización, la presión industrial, la caza, la pesca, el auge turístico y un largo etc.
De aquí, es el producto estrella de la gastronomía valenciana, el arroz "redondo" o "de bola" usado en las paellas, que se pueden degustar en todos los pueblos que encontramos a su alrededor.