martes, 2 de agosto de 2016

Cuenca y el nacimiento del río Cuervo.


Dos años después, visitamos en familia de nuevo la encantadora Cuenca (click AQUÍ para más fotografías e información del lugar). Era la segunda vez que Isabel visitaba esta ciudad, contando ahora dos añitos y medio de edad.

Paramos aquí de camino a la una zona de la península que tanto Mari como yo no habíamos recorrido aún. Eso es, la zona que comprende la comunidad valenciana y sus alrededores.

Como ya dijimos, pasear las bonitas, empedradas y empinadas calles de Cuenca es realmente evocador, pero ojo, hay que tener muy en cuenta las variaciones del extremo clima aquí reinante, un infierno de calor de día, por lo menos en los meses de junio, que es cuando hemos ido las dos últimas veces, pero que cambia drásticamente según va avanzando la tarde-noche metiéndose un frío cada vez más duro.

Esto que hizo que Isabel pasara mucho frío por la noche en el apartamento y se nos pusiera realmente malita los días siguientes. Este hecho nos descolocó un poco y nos trastocó algo los planes, más que nada por la falta de costumbre, ya que afortunadamente, nuestra hija nos tiene muy mal acostumbrados al no ser nada enfermiza. Menos mal que en casa tenemos a una enfermera y que estábamos de viaje en España, por lo que no tuvimos mayor problema en encontrar farmacias.

De hecho, siguiendo con nuestra costumbre de denonimar a nuestros viajes por la ruta realizada, a este si quisiésemos lo podríamos llamar "La Ruta de la Farmacia", ya que si bien, primero cayó la niña, cuando ella ya se recuperaba, me contagié yo. Así que la primera semanita de viaje le tocó a la pobre Isabel pasarlo mal, y la segunda parte del mismo a mi, que además me hizo arrastrar problemas la segunda parte de las vacaciones, pues al igual que el año pasado, cuando regresamos de Asturias, empaté el viaje con Indonesia, de la que hablaremos de en nuestro blog en breve.

Naciente del río Cuervo.
Ni que decir que la excursión que teníamos programada para el día siguiente a la Ciudad Encantada y al nacimiento del río Cuervo no la disfrutamos lo mejor que hubiésemos podido ya que fue llegar a la entrada del primer lugar y a Isabel le dio fiebre.

La niña se nos quedó dormidita y decidimos seguir camino con el coche hasta el nacimiento del río Cuervo para que ella descansara esperando que se le bajara la fiebre al resfrescarse un poco con la brisa mas el medicamento que le suministramos junto con el almuerzo en el aparcamiento de la Ciudad Encantada.

Ya en el aparcamiento del nacimiento del río Cuervo fue donde Isabel despertó. Y de entrada parecía estar mejor, así que aprovechamos para hacer el corto paseo a través del pinar que hay desde allí hasta el lugar donde se encuentra el naciente. El camino está perfectamente acondicionado para personas con movilidad reducida, por lo que llevamos a Isabel en su indispensable cochecito de viaje.

Mientras paseábamos la cosa fue bien, pero nada más llegar al nacedero y detenernos a contemplarlo, que le subió otra vez la fiebre a la niña. Después de un ratito de refrescarla a base de caminar buscando la brisa y la sombra de los árboles, nos volvimos al coche y pusimos rumbo, bastante estresados por el estado de la niña, en dirección a nuestra segunda parada en este viaje

El río Cuervo nace a una altitud aproximada de 1470 metros de altitud y desemboca en el Guadiela, afluente del Tajo, pertenece por tanto a la cuenca hidrográfica del río más largo de la península ibérica.

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